Perfil de Estrella

jueves, 25 de agosto de 2011

Afrodita... cuantos pecados se han cometido en tu nombre!!


(Amigas y amigos, luego de unas vacaciones, aunque siempre parecen muy cortas para nuestro gusto, comparto con ustedes estas reflexiones. Saludos desde esta bella, franciscana y decadente ciudad de Quito.)
¿Que hay con esta alquimia para la que todos parecen tener respuesta? ¿pueden realmente los afrodisíacos despertar nuestro instinto o mejorar nuestro rendimiento sexual, ya sea como alimento o brebaje? ¿hay alguna llave que no hayamos aún descubierto para abrir las puertas de un placer intenso y profuso?
Por supuesto que no quiero escribir estas líneas para hacer gala de "erudición googleana" sobre estas pociones mágicas cuyo nombre es derivación del apelativo de la deliciosa Afrodita (llamada Venus según los romanos). Más bien quisiera preguntarme si tiene algún sentido esta extraña o medio rara alquimia, más próxima al mito que a la ciencia.
A Henry Kissinger se le atribuye la frase de que "el mejor afrodisíaco es el poder", cuestión que parecería no ser un descubrimiento, ni histórico, ni científico, y menos si traemos a la luz las famosas orgías de los senadores romanos, o las fiestitas de las monarquías europeas, o la Mónica haciendo lo suyo de rodillas en el salón oval de la Casa Blanca o al Berlusconi y sus amigotes con pachangas en cueros y prostitutas menores de edad, todo eso sin contar con las centenas de patriotas libertadores, presidentes, ministros, congresistas, obispos, diplomáticos y políticos que han terminado con sus matrimonios maltrechos o desechos por sus escapadas, que casi siempre terminan siendo crónica de la prensa o de radio bemba, en todos los lares del mundo, y claro, acá también. Y si no me creen, acuérdense de Lucio no solo botándole a la Ximenita del palacio de Carondelet, sino hasta del congreso porque decían las malas lenguas (esas que están bien informadas) que se trajo una refuerzo extranjera... claro que en este caso reciente, terminado el poder, volvió al producto interno bruto.
En cambio, un amigo me decía "mira, el tema no tiene pierde, el mejor afrodisíaco es una mujer nueva" (en realidad su frase era un poquito más prosaica que eso), proclama de vida que le hacía estrenar amantes de ocasión en todo lo que se moviera o pesara más de 100 libras y que a la postre le condujo a tener tres hijos.... en tres mujeres distintas, claro. Terminaba siendo algo así como una especie de Jacques Cousteau del sexo: cada viaje era una aventura de descubrir.
¿Y qué me dicen de los viejos verdes? Sí, de esos que creen que la ecología es una rama de las ciencias naturales que estudia a los especímenes del género femenino a partir de los 18 años. A lo sumo, el afrodisíaco se reduce, en su caso, a una pastilla azul, que por la mezcla con el verde propio de su vejez, dará como resultado una cromática más próxima al color de los billetes de dólar.
Por supuesto que hay también quienes afirman que el poder de los viejos verdes no proviene del color azul o verdoso, sino de un cierto encanto de la experiencia, de esa que hizo acuñar la frase: "tigre viejo, caza echado".
Pero si de afrodisíacos se trata, los más comunes son los chefs de "choclo tierno", que tan pronto terminan de comer ya sienten el efecto placebo suficiente como para arrastrarle a su pareja a la habitación más cercana y desquitar las ostras, el ceviche de camarón o las conchitas asadas, sin contar con los desesperados que recurren al aguacate con azúcar o los jugos de borojó del centro histórico.
Y si de pociones mágicas se trata, quién no daría lo que fuera por vivir en la aldea de la Galia en la que el druida Panoramix preparaba su brebaje con el que Asterix se volvía poderoso e invencible (pócima que no podía tomar el gordito Obelix porque al nacer accidentalmente cayó en la marmita y sus efectos se convirtieron en permanentes!!). Yo solo creo que, como una burla a los mortales, Uderzo y Goscinny siempre se imaginaron a las mujeres de esa aldea con sonrisas plácidas y radiantes... por algo será.
Y para concluir, no podemos olvidar a los románticos, esos que dicen que el único y verdadero afrodisíaco es el amor. Seamos justos: alguna razón les asiste, es indudable, pero ahí se los dejo de tarea, a ver si todos hacemos buena letra...
En fin, yo no sé si los afrodisíacos existen, o funcionan. Solo sé que cuando tengo una mujer entre mis brazos, como dice Sabina, su cuerpo se convierte en religión. Pero la religión será tema de otra entrada....


PIERCE

2 comentarios:

  1. Pierce... simplemente me encanto...lo disfrute...
    felicitaciones.

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  2. Yo debo reconocer que tengo mi afrodisaco perfecto y que me funciona de una manera terrible... je descubierto que 2 copas de vino y un tequila, me despiertan todos los demonios internos... no se queda ninguno dormido...muy muy peligroso......amigos... cuenten sus afrodisiacos preferidos o que les funcionen....

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Sole

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